Lo
que constituye al hombre es principalmente el alma, forma sustancial de su
naturaleza. De ella dimana en último lugar toda la vida humana; en ella radican
todos los dinamismos psíquicos con su propia estructura y su ley orgánica; a
ella es a quien la naturaleza encarga el gobierno de todas las energías, hasta
tanto que éstas no hayan adquirido aún su última determinación.
Para
poder hablar de los principios del estado, se (tiene que) debe empezar por su
elemento más esencial, el elemento que es anterior al estado: la población; más
concretamente la persona humana. El hombre, como bien lo dijo Aristóteles, es
un ser social por naturaleza; es decir, necesita vivir en sociedad para así
poder satisfacer sus necesidades. "El hombre es, en efecto, por su íntima
naturaleza, un ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin
relacionarse con los demás. El hombre, única criatura terrestre a la que Dios
ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la
entrega sincera de sí mismo a los demás. Pero, ¿qué es el hombre? Muchas son
las opiniones que el hombre se ha dado o se da sobre sí mismo, diversas e
incluso contradictorias. Exaltándose a sí mismo como regla absoluta o
hundiéndose hasta la desesperación" No se puede hablar de un estado ni de
su personalidad, si antes no se conoce a fondo cuál es su origen o quiénes lo
componen. La persona humana es, en realidad, un ente de estructura compleja en
donde se tiene que analizar con detenimiento cada uno de sus elementos para
poder comprender la trascendencia de su existencia y de su fin. Los elementos
de la persona humana, son los que le dan vida y forma al estado; de cada una de
las propiedades del hombre emanan las garantías individuales que el estado debe
de (procurar) aceptar y proteger. No se puede hablar de un verdadero estado si
no hay justicia en donde se tengan protegidas, por el ordenamiento jurídico, la
libertad, la igualdad y la dignidad de la persona. El estado, pues, debe de
estar formado conforme a estos principios elementales que son inherentes a la
persona y por lo tanto necesitan estar regulados y protegidos por el mismo,
adquiriendo, de esta manera, su personalidad como tal.
Establecidos
sobre esta misma base, la persona, el estado, el poder público, con sus
respectivos derechos, están tan íntimamente unidos y vinculados entre sí, que o
se conservan o se arruinan al mismo tiempo.
DEFINICIÓN DE PERSONA HUMANA
"Rationalis
naturae individua substancia"
La
más célebre definición de la persona es la formulada por Boecio:
"Sustancia individual de naturaleza racional". Todos los conceptos
integrados en esta fórmula son de origen aristotélico. Por sustancia individual
se entiende aquí lo que Aristóteles llama la sustancia primera: una realidad
indivisa en sí misma y separada, en cambio, de las demás realidades. Pero, por
ser sustancia, su individualidad es, digámoslo así, más radical que la del
accidente, dado que éste no se individua por sí mismo, sino por la sustancia.
Ahora bien, la persona está clausurada, cerrada en su propio ser, no en virtud
de su naturaleza racional, sino por ser un individuo subsistente.
a)
Tiene cuerpo y alma.
"En
la unidad de cuerpo y alma, el hombre, por su misma condición corporal, es una
síntesis del universo material, el cual alcanza por medio del hombre su más
alta cima y alza la voz para la libre alabanza del Creador. No debe, por tanto,
despreciar la vida corporal, sino que, por el contrario, debe. Tener por bueno
y honrar a su propio cuerpo, como criatura de Dios que ha de resucitar el
último día".
La
constitución del hombre se divide en dos: en un cuerpo físico sujeto a las
leyes biológicas de todos los seres vivos (nacimiento, nutrición, crecimiento,
reproducción y muerte). Y un alma, principio de movimiento de todo ser vivo,
qué es diferente al de los demás seres vivos ya que está dotado de inteligencia
y voluntad. La inteligencia, es la potencia espiritual del hombre de conocer la
verdad, y la voluntad, la potencia espiritual del hombre de buscar o tender al
bien.
"En
virtud de su dignidad, todos los hombres, porque son personas, es decir, estén
dotados de razón y voluntad libre, y provistos de una responsabilidad personal,
están presionados, por su naturaleza misma, y obligados, por obligación moral,
a buscar la verdad. Están obligados también a adherirse a la verdad tan pronto
como la conocen y a reglamentar toda su vida según las exigencias de esta
verdad".
b)
Es individual.
Fernando
Bastos en su enciclopedia de la Doctrina Social de la Iglesia dice al respecto;
Persona Humana: del latín persona. Es el individuo de naturaleza racional,
portador de potencialidades que se desarrollan a través de la vida, en el seno
de la familia y de la comunidad. Como individuo, la persona humana presenta dos
características fundamentales:
l)
Es distinta de todos los otros miembros de la especie humana, es decir, aunque
participe de la misma naturaleza, constituye una totalidad en sí.
2)
Es una unidad, que no puede dividirse sin perecer. Se compone de alma y cuerpo,
espíritu y materia, que en ella forman una unidad sustancial, cuya ruptura es
la muerte.
c)
Es social.
El
hombre es un ser consciente, racional y libre, y, por eso mismo, es también un
ser social, que sólo en la compañía de sus semejantes encuentra las condiciones
necesarias para el desarrollo de su conciencia, racionalidad y libertad,
características que lo distinguen de los otros animales. Y precisamente por ser
consciente, racional y libre, el hombre posee derechos inalienables y deberes
morales, mientras el animal sólo tiene instintos y hábitos. De ese conjunto de
condiciones que caracterizan a la persona humana: ser consciente, racional y
libre, y por lo tanto social, sujeto de derechos y deberes, resulta la misma
dignidad absoluta y la misma igualdad esencial para todos los hombres,
independientemente de su color, situación socioeconómica, religión o cultura.
Es una dignidad absoluta porque no depende de ninguna cualificación, sino
basándose en el mero hecho de tratarse de una persona humana, dignidad que le
confiere un valor inestimable y la coloca como razón de ser de todas las
instituciones sociales, políticas y económicas. Y esa dignidad debe ser
respetada, ya sea persona rica, ya sea pobre y sin cultura o bien culta, de
esta o de aquella raza, de aquel pueblo o de aquel credo religioso. Aun en el
caso en que el hombre se envilezca por el vicio, transformándose en alcohólico,
corrupto y criminal, no pierde su dignidad esencial, y a él se debe respeto, lo
cual es privilegio de todas las criaturas humanas. El hombre está compuesto y
unido por un cuerpo y un alma (que se compone de inteligencia y de voluntad),
en donde existe una individualidad que hace diferente a cada ser humano. De la
inteligencia y la voluntad se desprenden características esenciales del hombre
como la dignidad, la Igualdad y la Libertad.
NATURALEZA DE LA PERSONA HUMANA
1.
LEY NATURAL.
"En
la profundidad de su conciencia descubre el hombre una ley que no se da él a sí
mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz suena con claridad a los oídos
del corazón cuando conviene, invitándole siempre con voz apagada a amar y obrar
el bien y evitar el mal: haz esto, evita lo otro. El hombre lleva en su corazón
la ley escrita por Dios, a la que su propia dignidad le obliga a obedecer y
según la cual será juzgado"
El
principio supremo de la ley natural humana se expresa muy brevemente: "haz
el bien y evita el mal". Cada hombre y mujer tiene dignidad, libertad e
igualdad ante los demás seres de su misma especie ya que cada uno de ellos son
seres racionales pero diferentes unos de otros; es decir, son seres
individuales que están inclinados hacia el bien. Se necesita que éste viva en
sociedad; esta característica, se encuentra inscrito en el orden de la ley
divina que se refleja en la ley natural.. Santo Tomás de Aquino explica
claramente cuales son las inclinaciones naturales del hombre: "todas las
cosas hacia las cuales el hombre se inclina por su naturaleza, la razón las
percibirá naturalmente buenas y, por consiguiente, como metas de acción, y las
que le son contrarias, como malas y que se deben evitar. Por lo tanto, según la
jerarquía de las inclinaciones naturales se estableceré la jerarquía de los
preceptos como de la ley natural. En efecto:
l)
Hay, en primer lugar, inscrita en el hombre una inclinación al bien, según lo
que éste tiene en común con todas las otras sustancias, en el sentido en que toda
sustancia aspira a la conservación de su ser según su naturaleza. En virtud de
esta inclinación, depende de la ley natural todo lo que interese para la
conservación de la vida humana e impida lo que le es contrario.
2)
Esté inscrita en el hombre, en segundo lugar, una inclinación a ciertos bienes
más específicos, según lo que tiene en común con los otros animales. En virtud
de lo cual se dirá que le toca a la ley natural "lo que la naturaleza
enseñó a todos los animales". Es decir, la unión de los sexos, la
educación de los hijos y otras cosas similares.
3)
En tercer lugar, hay inscrita en el hombre una inclinación conforme a la
naturaleza de la razón, la cual le es propia: así el hombre tendrá una
inclinación natural a conocer la verdad sobre Dios y a vivir en sociedad".
En virtud de esto, le toca a la ley natural lo que se relaciona con una
inclinación de este orden, por ejemplo: que el hombre evite la ignorancia, que
no ofenda a aquéllos que viven en la misma sociedad que él y las otras
prescripciones que esto implica.
Como
ya lo explica Santo Tomás, el hombre está inclinado hacia el bien y a vivir en
sociedad. Es parte de su naturaleza estar rodeado de otros seres de su misma
especie para su propia autorrealización que la conseguirá por medio de la sociedad.
2. NATURALEZA SOCIAL DEL HOMBRE:
"El
hombre es naturalmente un animal político y social. Esto resulta evidente por
el hecho de que un hombre no se basta él solo para vivir. Pero el orden de la
providencia no le quita a ninguna cosa lo que le es natural, sino más bien lo
provee de todo de acuerdo con el orden de su naturaleza. Luego el orden de la
providencia no ha querido que se suprima la vida social del hombre".
a)
El Hombre es un ser social por naturaleza.
Pero
el hombre, por ser racional e individual, no es autosuficiente; necesita de la
ayuda y cuidado de los demás seres de su especie. No puede vivir aislado, tiene
que vivir en sociedad para así poder satisfacer sus necesidades tanto físicas
como espirituales: "debe saberse que, puesto que el hombre es un animal
social por naturaleza - como todo el que para subsistir necesita de muchas
cosas que por sí mismo no puede procurarse -, es lógico que el hombre sea
naturalmente parte de una comunidad, que le proporcione lo que le ayude a vivir
bien". "En efecto, el principal recurso del hombre es, junto con la
tierra, el hombre mismo. Es su inteligencia la que descubre las potencialidades
productivas de la tierra y de las múltiples modalidades con que se pueden
satisfacer las necesidades humanas. Es su trabajo disciplinado, en solidaria
colaboración, el que permite la creación de comunidades de trabajo cada vez más
amplias y seguras para llevar a cabo la transformación del ambiente natural y
la del mismo ambiente humano".
"Los
hombres, las familias y los diversos grupos que constituyen la comunidad civil
son conscientes de su propia insuficiencia para lograr una vida plenamente
humana y perciben la necesidad de una comunidad más amplia, en la cual todos
conjuguen a diario sus energías en orden a una mejor procuración del bien
común. Por ello forman comunidades políticas.".
b)
La búsqueda del bien. La felicidad.
El
hombre al ser un animal social y racional por naturaleza, busca con los demás
hombres satisfacer sus necesidades. Pero no basta con que los hombres se
agrupen en comunidades o sociedades para poder satisfacer sus necesidades, el
hombre no se queda tan sólo en la búsqueda del bien material; por ser racional
tiene una inclinación hacia el bien espiritual que además busca su
perfeccionamiento con la búsqueda de su desarrollo personal e integral para así
poder llegar a su anhelo aquí en la tierra: la felicidad.
"hay
en el hombre una inclinación al bien correspondiente a su naturaleza racional,
inclinación que es específicamente suya; y así el hombre tiene tendencia
natural a conocer las verdades divinas y a vivir en sociedad. Desde este punto
de vista, pertenece a la ley natural todo lo que se refiere a esa inclinación,
desterrar la ignorancia, evitar las ofensas con quienes se debe conversar".
c)
El fin último del hombre. Dios.
Más
aún, la búsqueda del hombre en sociedad no termina con satisfacer sus
necesidades ni con la felicidad en la tierra; debe ir más allá de lo que este
universo le puede dar, debe de buscar su perfeccionamiento y desarrollo con el
creador:
"Como
el hombre virtuoso está destinado a otro fin, que consiste en la visión de Dios
(...) es necesario que la sociedad tenga el mismo fin que el hombre. No es el
último fin del hombre constituido en sociedad el vivir según la virtud; es
alcanzar por medio de la virtud goces de la bienaventuranza eterna. Si a ese
fin pudiera llegarse sin otro auxilio que el de las fuerzas naturales, a los
reyes pertenecería dirigirlos a ese fin."
El
hombre tiene un alma espiritual e inmortal; es una persona, dotada
admirablemente por el Creador con dones de cuerpo y espíritu; es en realidad,
como decían los antiguos, un pequeño mundo que supera
extraordinariamente en valor a todo el inmenso mundo inanimado. Dios es el
último fin exclusivo del hombre en la vida presente y en la vida eterna.
Buscando
el último fin, que es llegar a Dios, es como se desarrolla y autorrealiza el
hombre.
PROPIEDADES DE LA PERSONA
1.
DIGNIDAD
Creando
al hombre varón y mujer, Dios da la dignidad personal de igual
modo al hombre y a la mujer, enriqueciéndolos con los derechos inalienables y
con las responsabilidades que son propias de la persona humana.
Pasando
ya al estudio concreto de esos derechos inherentes a la persona humana, primero
se encuentra la dignidad:
a)
Definición.
Deriva
del latín dignitas, del adjetivo dignus, cuya forma arcaica dec nos revela su
origen del verbo decet: decente. Es la actitud de respeto a sí mismo y a los
otros, por el reconocimiento que toda criatura humana posee características que
la elevan por encima de los otros seres. El respeto a esa dignidad es la
garantía suprema del orden social..
En
pocas palabras es el respeto que se tiene en sí mismo y en los demás. Es una
estima que se tiene la persona por tener inteligencia y voluntad y que además
tiene esa misma estima o respeto para con los demás seres de su misma especie.
b)
Naturaleza.
"La
razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la
unión con Dios. El hombre tiene una ley
escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad humana
y por la cual será juzgado personalmente. El hombre logra esta dignidad humana
cuando, liberado totalmente de la cautividad de las pasiones, tiende a su fin
con la libre elección del bien y se procura medios adecuados para ello con
eficacia y esfuerzo crecientes".
La
naturaleza de la dignidad humana consiste en conseguir el fin último del
hombre; en buscar los medios más eficaces y adecuados para lograr el bien de la
persona misma y el bien de las demás personas.
c)
La dignidad en la vida social.
El
género humano debe establecer un orden político, económico y social que esté
más al servicio del hombre y permita a cada uno y a cada grupo afirmar y
cultivar su propia dignidad La dignidad humana requiere, que el hombre actúe
según la conciencia y libre elección; los hombres, mucho más conscientes de su
propia dignidad y deber, desean participar cada vez más activamente en la vida
social y sobre todo en la económica y política.
Para
poder desarrollar la dignidad de la persona humana, se necesita de un estado
que esté al servicio del hombre y permita a éste una libre elección, hecha a
conciencia, en la participación de la vida política del estado. Que el hombre,
porque tiene dignidad, pueda escoger a sus gobernantes, pueda tener libertad en
el trabajo, en la religión, en la participación económica social, en pocas
palabras: que tenga libertad, con responsabilidad individual y social, en su
vida.
El
hombre recibe de Dios su dignidad esencial y con ella la capacidad de
trascender todo ordenamiento de la sociedad hacia la verdad y el bien. Sin
embargo, está condicionado por la estructura social en que vive, por la
educación recibida y por el ambiente. Estos elementos pueden facilitar u obstaculizar
su vivir según la verdad.
No
hay más Ley justa que la que detalla las exigencias que se desprenden de la
igual dignidad de los hombres, y del fundamento de esta dignidad.
d)
Medios para el desarrollo de la dignidad humana
No puede llegarse a este sentido de la
responsabilidad [individual y social] si no se facilitan al hombre condiciones
de vida que le permitan tener conciencia de su propia dignidad. Las
instituciones humanas, privadas o públicas, esfuércense por ponerse al servicio
de la dignidad y del fin del hombre. También en la vida económico social deben
respetarse y promoverse la dignidad de la persona humana, su entera vocación y
el bien de toda la sociedad.
El
estado tiene el deber de facilitar al hombre las condiciones de vida necesarias
creando instituciones públicas y privadas que protejan la dignidad del hombre y
le permitan que pueda desarrollar todas sus potencias para que, a su vez, el
estado se desarrolle también. Es decir, se debe de proteger al hombre
garantizándole el desarrollo pleno de sus facultades dándole los medios
necesarios y suficientes en su vida; tales medios son la protección a los
derechos humanos. Por lo tanto, un estado que quiera aspirar a la justicia y al
bien común, debe de respetar y desarrollar, por medio de múltiples
instituciones (escuelas, hospitales, centros culturales etc.), la dignidad
humana otorgándole garantías para su crecimiento y respetando, a su vez, la
libertad que tiene el hombre para participar en la vida política y económica
del país.
2.
LIBERTAD
De
hecho el hombre se realiza a sí mismo en la libertad. Y a esta realización,
cada vez más plena, debe tender, sin detenerse únicamente en exaltaciones
verbales o retóricas, como ocurre demasiado a menudo, sin dar la vuelta al
mismo sentido de la libertad y sin "cultivar de mala manera, como si todo
fuera lícito a condición de que guste, incluido el mal" al contrario debe
ver y alcanzar estrechamente, conceptualmente y de hecho, la libertad como
consecuencia de la "dignidad" proveniente del hecho de ser él mismo
signo altísimo de la imagen de Dios.
De
la dignidad del hombre se desprenden dos grandes derechos o bienes inherentes a
la persona humana; tales son la libertad y la igualdad.
a)
Definición.
Del
latín libertas, de liber: libre. La libertad es la capacidad del ser racional y
consciente de auto determinarse, ante la multiplicidad de alternativas de
opción que se le ofrecen, en cada situación concreta. En este sentido, es un
dato inmediato de la conciencia y se identifica con el libre albedrío: todos
experimentamos que podemos ser un principio absoluto de acción, actuando o
dejando de actuar, actuando de esta o de aquella manera. Es una facultad
exclusiva del ser racional, capaz de interiorizar el mundo bajo una gran
variedad de aspectos.
La
libertad es la parte de la voluntad (elemento constitutivo de las personas
humanas) de poder elegir entre uno o más bienes. Es la elección del bien que
perfecciona, eso es una verdadera libertad: con responsabilidad.
b)
Naturaleza.
Esta
es la dignidad que exige que el hombre actúe según opciones conscientes y
libres, esto es, movido e inducido por convicciones personales y no por un
ciego impulso interno o por mera coacción externa.
La
libertad del hombre proviene de la ley natural que es el reflejo de la ley
divina. El hombre es libre por naturaleza y libremente tiene la facultad de decidir
la elección que más le convenga para su perfeccionamiento.
La
verdadera libertad es signo eminente de la imagen divina en el hombre. Dios ha
querido dejar al hombre en manos de su propia decisión, para que así busque
espontáneamente a su Creador y, adhiriéndose libremente a éste, alcance la
plena bienaventurada perfección. La orientación del hombre hacia el bien sólo
se logra con el uso de la libertad, la cual posee un valor que nuestros
contemporáneos ensalzan con entusiasmo. Y con toda razón. Con frecuencia, sin
embargo, la fomentan de forma depravada, como si fuese pura licencia para hacer
cualquier cosa, con tal que deleite, aunque sea mala.
c)
Libertad en la Vida Social.
Aplicada
al plano social y político, libertad significa un estado de ausencia de
coacción proveniente del grupo, principalmente del poder público. Es libre, en
este sentido, el individuo, que puede hacer todo lo que no está prohibido por
la ley. En esta acepción, al término se opone tanto a opresión como a
libertinaje, porque éste impide a los demás el uso legítimo de esos mismos
derechos. El único sentido auténtico de la libertad política dentro de un
régimen democrático es el uso responsable de los derechos y el ejercicio
consciente de los deberes. En este orden de ideas, importa tener presente la
distinción entre libertad teórica y real. La primera es el mero permiso legal
para actuar, la segunda exige la creación de estructuras sociales que den
realmente a todos la posibilidad de obrar, en el sentido de hacer uso de los
derechos del hombre y del ciudadano. No corresponde al estado solamente el
deber de otorgar a todos la libertad de enseñanza; debe, además de eso, crear
un sistema escolar que pueda atender a todos los que desean ejercer este
derecho.
d)
Libertad y Justicia.
La
libertad, junto con la justicia constituyen los objetivos más altos de la
doctrina social de la iglesia: atender a las exigencias de la justicia mediante
el uso responsable de la libertad,
3.
IGUALDAD
Pero
ningún grupo humano se puede engreír de poseer sobre otros una superioridad de
naturaleza, ni de ejercer ninguna discriminación que afecte a los derechos
fundamentales de la persona.
La
Igualdad es otra característica de la persona que proviene de la dignidad
humana. Todos los hombres y mujeres del mundo son, por el simple hecho de ser
personas, igual.
En
su dignidad personal de hijos de Dios el hombre y la mujer son absolutamente
iguales, como también con respecto al fin último de la vida humana, que es la
unión eterna con Dios en la felicidad del cielo. Es gloria imperecedera de la
Iglesia el haber restituido a su lugar y a su debido honor esta verdad y el
haber librado a la mujer de una degradante servidumbre contraria a la
naturaleza. Pero el hombre y la mujer no pueden mantener y perfeccionar esta su
igual dignidad si no es respetando y poniendo en práctica las cualidades
particulares que la naturaleza a concedido al uno y a la otra, cualidades
físicas y espirituales indestructibles, cuyo orden no es posible desbaratar,
sin que la misma naturaleza venga siempre a restablecerlo de nuevo.
Del
latín aequalitas, del radical aequus: igual, que, como sustantivo, denota, en
la forma aequor, aequoris, el mar, la llanura. Es una de las más profundas y
auténticas aspiraciones democráticas, pero como tantas otras es también una de
las más explotadas por una demagogia irresponsable. El fundamento filosófico de
la igualdad democrática es la identidad esencial de todos los hombres, todos
ellos tienen la misma dignidad esencial, como seres racionales y libres.
La
igualdad fundamental entre todos los hombres exige un reconocimiento cada vez
mayor. Porque todos los hombres, dotados de alma racional creados a imagen de
Dios, tienen la misma naturaleza y el mismo origen. Y porque redimidos por
Cristo, disfrutan de la misma vocación de idéntico destino.
DEFINICIÓN.
Naturaleza.
Al
igual que la libertad y la dignidad, la Igualdad proviene de la ley natural. No
importa la cultura, raza, país de origen, religión ni ninguna otra
característica cualitativa que tenga el hombre. Todos los seres humanos son
iguales ante la ley por el simple hecho de ser personas y el estado tiene la
obligación de proteger y hacer valer esto. aunque existen
diversidades justas entre los hombres, sin embargo, la igual dignidad de la
persona exige que se llegue a una situación social más humana y más justa
c)
Igualdad e Identidad.
Es
evidente que no todos los hombres son iguales en lo que toca a la capacidad
física y a las cualidades intelectuales y morales. Pero todos por ser personas
tenemos los mismos derechos y por lo tanto valemos lo mismo.
Igualdad
no significa en absoluto identidad: significa que todos somos diferentes, pero
que todos tenemos derecho al mismo respeto.
Cabe
destacar, que el estado, respetando esa individualidad de cada quien, concede
más derechos a unos que a otros; más obligaciones a unos que a otros, pero todo
en razón de una proporcionalidad existente en todos los miembros de la
sociedad. Es decir, una anciano tendrá mas derechos que un joven, la mujer
tendrá algunos derechos distintos que el hombre, el rico tiene la obligación de
pagar más impuestos que el pobre etc. Pero esta distinta proporcionalidad, no
le quita la propiedad de igualdad que tienen los seres humanos.
d)
Conclusión.
De
lo anterior se puede concluir que todas las personas somos, ontológicamente,
iguales (todos estamos constituidos por un cuerpo y un alma) pero debido a las
distintas habilidades o capacidades de cada persona cada quien aportará y
recibirá del estado, de manera justa, lo que su condición personal le permita o
necesite.
NECESIDADES DE LA PERSONA
Este
tema va directamente relacionado con el bien común; las necesidades del hombre
se dividen en necesidades materiales (casa, alimento, vivienda, educación etc.)
y espirituales o inmateriales, ambas son objeto de estudio del bien común, por
lo tanto, sólo señalo a la justicia que es una virtud relacionada con la
libertad y a la felicidad que es una consecuencia de satisfacer esas
necesidades y es un fin propio del hombre.
JUSTICIA
Por
todas partes se aspira a una justicia, se desea una paz mejor asegurada en un
ambiente de respeto mutuo entre los hombres y entre los pueblos.
La
libertad y la justicia van de la mano; se complementa una con la otra. Si la
justicia es la virtud de darle a cada quien lo que le corresponde por derecho;
entonces, es necesario que se ejercite la libertad con justicia. Es decir, el
hombre al elegir entre varios bienes, tiene que tenerlos disponibles. El estado
tiene que otorgarle a cada persona lo que por derecho le corresponde a cada una
de ellas.
a)
Definición.
Del
latín justicia. Es el deber moral de dar a cada uno lo que le es debido. Es la
base insustituible de toda relación no sólo de las personas, entre sí, sino
también entre las personas y el estado, y de los estados entre sí. En su más
amplia acepción, la voz latina iustitia es un término abstracto que significa
una igualdad o adecuación objetivamente exigible. Por el contrario, la palabra injusticia va
asociada a la idea de una cierta desigualdad o falta de adecuación. De una manera vulgar, pero esencialmente correcta,
suele definirse la justicia como la virtud de darle a cada uno lo que le
pertenece. Esta definición es una abreviatura de la fórmula perpetua et
constants voluntas ius suum unicuique tribuendi (Ulpiano).
La
doctrina social de la iglesia explica que no basta sólo con que las personas
den a cada quien lo que le corresponde sino también al estados y a los estados
entre sí. El estado es el primero en impartir la justicia a todos sus miembros
ya que son personas y éstas, a su vez, tienen que practicar esta virtud.
Fernando Bastos agrega:
Sin
justicia, la vida social se convierte en una inmensa hipocresía y un latrocinio
organizado. Una de las mayores responsabilidades de la educación es la de
inculcar, mediante la palabra y el ejemplo, el sentido de la justicia, que se
traduce en una conciencia clara de los propios derechos y deberes, y en el respeto
a los derechos de los otros.
b)
Clasificación.
La
justicia tiene varias categorías, según los sujetos de las relaciones que la
especifican:
l)
la justicia legal: que tiene como sujeto a todos los ciudadanos con relación al
estado, y los obliga a prestar a la comunidad todo lo que le es debido para
realizar el bien común. Se llama legal, porque sus exigencias son normalmente
fijadas en leyes. Es en virtud de ella como tenemos el deber moral, por
ejemplo, de pagar los impuestos. Debido a ella, todo acto u omisión contra el
bien común no es sólo una falta de civismo, sino que es también una culpa
moral;
2)
la justicia distributiva: es incumbencia de todos los que están investidos de
una autoridad, y los obliga a distribuir las cargas y las ventajas de la vida
social. La falta moral contra esta justicia es el favoritismo que se guía por
preferencias personales e interesadas;
3)
la justicia conmutativa: que reglamenta las relaciones de las personas entre
sí, obliga a cada uno a dar a los otros lo que es debido, ya sea un bien
material, como el salario justo, ya sea un bien inmaterial, como la fama y la
reputación. La falta contra esta justicia constituye un robo, y, por esto,
implica el deber moral de la restitución.
4)
la justicia social: Además de esas tres categorías, existe una cuarta que
incumbe a las comunidades solidariamente consideradas: es la justicia social.
Por ella, somos todos responsables, cada uno en el ámbito de sus posibilidades,
de la realización de estructuras sociales que permitan a todos los miembros de
una comunidad alcanzar niveles de vida compatibles con su dignidad.
c)
Injusticia.
Para
satisfacer las exigencias de la justicia y de la equidad, hay que hacer todos
los esfuerzos posibles para que, dentro del respeto a los derechos de las
personas y a las características de cada pueblo, desaparezcan lo más
rápidamente posible las enormes diferencias económicas que existen hoy y que
frecuentemente aumentan, vinculadas a discriminaciones individuales y sociales.
La justicia y la equidad exigen también que la movilidad, la cual es necesaria
en una economía progresiva, se ordene de manera que se eviten la inseguridad y
la estrechez de vida del individuo y de su familia.
Resulta
escandaloso el hecho de las excesivas desigualdades económicas y sociales que
se dan entre los miembros o los pueblos de una misma familia humana. Son
contrarios a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana
y a la paz social e internacional. El hombre no puede tener una verdadera
libertad si el estado no le proporciona con justicia lo que realmente merece.
El estado y las personas serán más buenas en cuanto más justas sean y, en
cambio, serán más injustas en cuantas más injusticias hagan.
Concluye
que, como el peor de los hombres es aquél que usa la maldad no sólo hacia sí
mismo sino también hacia los amigos, así decimos que el mejor es aquel que usa
o practica las virtudes no sólo hacia sí sino también en relación a los
demás.
d)
Justicia Social.
A
cada cual, por consiguiente, debe dársele lo suyo en la distribución de los
bienes, siendo necesario que la partición de los bienes creados se revoque y se
ajuste a las normas del bien común o de la justicia social, pues cualquier
persona sensata ve con que gravísimo trastorno acarrea consigo esta enorme
diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la
incontable multitud de los necesitados.
El
estado debe, por lo tanto, buscar una equidad en la repartición de bienes y los
hombres deben de buscar ser justos en su vida social. Y así progresará el país. El cumplimiento, por tanto, de los deberes propios de la justicia social
tendrá por efecto una intensa actividad que, nacida en el seno de la vida
económica, madurará en la tranquilidad del orden y demostrará la entera salud
del Estado, de la misma manera que la salud del cuerpo humano se reconoce
externamente en la actividad inalterada y, al mismo tiempo, plena y fructuosa
de todo organismo.
2.
FELICIDAD
La
felicidad es un bien común al que todos los hombres pueden llegar, a menos que
se van impedidos por un obstáculo.
Este
término, en un principio, puede parecer algo "Romántico", que no es
de gran trascendencia en la política; pero esto es totalmente falso. Este concepto
es tan importante, que para algunos países ha sido considerado como un derecho
inalienable del hombre (Como la Constitución Norteamericana).
a)
Definición.
Del
latín felicitas, en un primer sentido, el término connota la idea de suerte
favorable; en esta acepción, ella sería el resultado de factores puramente
aleatorios. En un sentido más amplio, el término connota la idea de plena
satisfacción, e implica, negativamente, la ausencia de sufrimientos físicos o
morales, y, positivamente, una sensación de alegría, de paz y de plenitud
interior. La felicidad en su sentido más preciso: ausencia de todo mal;
fruición de todo bien de que es capaz la naturaleza humana y certeza absoluta
de la permanencia definitiva del estado. Es esta plenitud de felicidad lo
que todo hombre desea oscuramente a través de sus esfuerzos y trabajos. Ella es
el polo oculto que magnetiza el dinamismo humano.
La
palabra felicidad tiene varias acepciones, se puede ver como un estado de la
persona en donde ha satisfecho todas sus necesidades y no tiene ningún mal que
le aqueje o como un simple placer. La verdadera felicidad radica en alcanzar el
bien que, en el caso del estado, es el Bien común.
b)
En donde se encuentra la verdadera felicidad.
La
felicidad es aquello que todos buscan, aunque adopten caminos diferentes para
alcanzarla. Unos imaginan que la encuentran en las riquezas, porque suponen que
con el dinero todo se compra y que la felicidad es una mercancía como cualquier
otra. La verdad es que, sin embargo, hay muchos ricos que se mueren de tedio, y
que las más altas tasas de suicidios se registran en los países y en las
categorías más ricas. Otros se imaginan que encuentran la felicidad en el
disfrute de los placeres; desde los placeres más altos del espíritu, el placer
del descubrimiento y de la creación intelectual, el placer estético, hasta los
placeres que más de cerca limitan con la animalidad: la sexualidad y la
glotonería. Otros, en fin, esperan alcanzarla en la fruición de la honra, del
prestigio que acompaña, por lo general, en el ejercicio del poder. Si la
felicidad no se encuentra en la riqueza, ni en el placer, ni en el poder, ni en
la honra, ¿En dónde se encuentra?; no es posible que el único ser del cosmos,
en el cual fulgura la idea de una plenitud de felicidad, sea irremediablemente
condenado a jamás alcanzarla. La verdadera felicidad está en ser mejor persona,
en buscar en la muerte el inicio de la verdadera vida, en la infinidad con
Dios. Pero, aquí en la tierra, la felicidad se encontrará con la entrega del
ser humano con los demás, en servir y practicar las virtudes buscando el
perfeccionamiento individual y social. Es, por consiguiente, necesario que el
estado ayude a la persona a encontrar la felicidad dándole los medios
necesarios (como educación, cultura, descanso etc.) para que pueda alcanzarla.
EL ESTADO Y LA PERSONA
1.
PERSONA HUMANA Y SU RELACIÓN CON EL ESTADO
No
puede haber verdadera democracia, si no se reconoce la dignidad de cada persona
y no se respetan sus derechos.
La
persona es una sustancia individual de naturaleza racional (está constituido
por cuerpo y alma) en donde cada individuo es diferente de los demás y cada uno
tiene derechos fundamentales inherentes a él que provienen de sus
características o propiedades principales (Dignidad, Libertad e Igualdad). Pero
el hombre no puede vivir aislado, necesita de los demás para poder sobrevivir y
desarrollarse como persona, es por eso que vive en sociedad y crea al estado
para que éste proteja sus derechos y satisfaga todas sus necesidades (tanto materiales
como espirituales) y así pueda llegar a su fin propio que es la felicidad y la
búsqueda de Dios. Es decir, todo lo anteriormente expuesto se puede resumir en
que:
El
Estado está al servicio del hombre, debe de respetar a cada individuo que lo
constituye, protegiendo sus derechos fundamentales y buscando el desarrollo
íntegro de cada persona satisfaciendo todas sus necesidades para así lograr el
fin último del hombre.
La
importancia de la persona humana en el estado se manifiesta claramente en la
situación que tengan de hecho los derechos humanos en la vida social. No tiene
sentido el reconocimiento de los derechos humanos en una sociedad en la que las
personas se consideran momentos transitorios y accidentales en la existencia y
evolución del estado:
Dirijo
mi llamada, sobre todo, a vosotros, Jefes de Estado y Responsables de las
Naciones, a quienes está confiada la tutela suprema del estado de derecho en
los respectivos Países. Ciertamente, cumplir esta alta misión no es fácil, pero
constituye una de vuestras tareas prioritarias. Ojalá que los ordenamientos de
los Estados a los que servís puedan ser para los ciudadanos garantía de
justicia y estímulo para un crecimiento constante de la conciencia civil.
2.
SOCIEDAD
Es
la misma naturaleza la que exige a voces que la sociedad proporcione a los
ciudadanos medios abundantes y facilidades para vivir virtuosamente, es decir,
según las leyes de Dios, ya que Dios es el principio de toda virtud y de toda
justicia.
Todos
los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo
habitar a todo el género humano sobre la haz de la tierra, y tienen también el
mismo fin último, que es Dios; Los hombres, las familias y los diversos grupos
que constituyen la comunidad civil son conscientes de su propia insuficiencia
para lograr una vida plenamente humana y perciben la necesidad de una comunidad
más amplia, en la cual todos conjuguen a diario sus energías en orden a una
mejor procuración del bien común. Por ello forman comunidad política según tipos
institucionales varios.
Como
el hombre es social por naturaleza, forma comunidades para satisfacer sus
necesidades. La conciencia más viva de la dignidad humana ha hecho que en
diversas regiones del mundo surja el propósito de establecer un orden político-jurídico
que proteja mejor en la vida pública los derechos de la persona. Dichas
comunidades están dotadas de un poder de mando originario que establece el
orden político y jurídico: el Estado. Éste debe de procurar el desarrollo de
cada una de las propiedades de la persona (ya anteriormente mencionadas) y así
lograr el bien común. La comunidad política nace, para buscar el bien común, en
el que encuentra su justificación plena y su sentido y del que deriva su
legitimidad primigenia y propia. Cada día es mayor el número de los hombres y
mujeres, de todo grupo o nación, que tienen conciencia de que son ellos los
autores y promotores de la cultura de su comunidad. En todo el mundo crece más
y más el sentido de la autonomía y, al mismo tiempo, de la responsabilidad, lo
cual tiene enorme importancia para el desarrollo íntegro del género humano.
Esto se ve más claro si fijamos la mirada en la unificación del mundo y en la
tarea que se nos impone de edificar un mundo mejor en la verdad y en la
justicia. De esta manera somos testigos de que está naciendo un nuevo
humanismo, en el que el Hombre queda definido principalmente por la
responsabilidad para con los demás.
Es
evidente que la comunidad política y la autoridad pública se fundan en la
naturaleza humana, y, por lo mismo, pertenecen al orden previsto por Dios:
Así
como un organismo viviente no se atiende suficientemente a la totalidad del
organismo si no se da cada parte y a cada miembro lo que éstos necesitan para
ejercer sus funciones propias, de la misma manera no se puede atender
suficientemente a la constitución equilibrada del organismo social y al bien de
toda la sociedad si no se da a cada parte y a cada miembro, es decir, a los
hombre, dotados de la dignidad de persona, todos los medios que necesitan para
cumplir su función social particular.
3.
DERECHOS HUMANOS.
La
dignidad de la persona exige que el ser humano sea defendido y protegido, desde
el momento de su concepción, en los derechos fundamentales..
"En
la sociedad humana, a un determinado derecho natural de cada hombre corresponde
en los demás el deber de reconocerlo y respetarlo. Porque cualquier derecho
fundamental del hombre deriva su fuerza moral obligatoria de la ley natural,
que lo confiere e impone el correlativo deber.
a)
Definición.
Todo
ser humano, por el mismo hecho de ser hombre, por su inalienable dignidad de
persona humana, tiene derecho natural a todo aquello que es necesario a su
propia realización. Se incluyen en esta exigencia: derecho a la vida, al
trabajo, a la libertad, a condiciones dignas de existencia, en fin, a todo lo
demás que permita al hombre realizarse como hombre. "Puestos a
desarrollar, en primer término, el tema de los derechos del hombre, observamos
que éste tiene derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios
necesarios para un decoroso nivel de vida, cuales son, principalmente, el
alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y,
finalmente, los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado.
De lo cual se sigue que el hombre posee también el derecho a la seguridad
personal en caso de enfermedad, invalidez, viudedad, vejez, paro y, por último,
cualquier otra eventualidad que le prive, sin culpa suya, de los medios
necesarios para su sustento".
b) Naturaleza.
Tales
derechos nacen de la misma naturaleza del hombre y, en este sentido, son
derechos naturales, es decir, no son otorgados por el Estado con base en el
ordenamiento jurídico de la sociedad; estos derechos provienen de la ley
natural, el Estado, al reconocerlos y regularlos en la ley lo único que hace es
protegerlos, hacerlos valer. Los Derechos humanos son inviolables, universales,
inalienables e indivisibles. "Al ser los hombres por naturaleza sociables,
deben convivir unos con otros y procurar cada uno el bien de los demás, por
esto, una convivencia humana rectamente ordenada exige que se reconozcan y se
respeten mutuamente los derechos y los deberes. De aquí se sigue también que
cada uno debe aportar su colaboración generosa para procurar una convivencia
civil en la que se respeten los derechos y los deberes con diligencia y
eficacia crecientes".
c)
Garantías Individuales.
No
es lo mismo Derechos Humanos que Garantías Individuales. Los Primeros son los
derechos naturales, los inherentes a la persona que se desprenden de sus
principales características (Igualdad, Libertad y Dignidad). Los segundos son
los derechos humanos que el Estado reconoce y protege. La diferencia estriba en
que los derechos humanos provienen de la ley natural y los segundos provienen
de la ley humana, pero ambos se basan en la Ley Divina.
d)
Obligación del Estado de protegerlos.
No
puede haber verdadera democracia, si no se reconoce la dignidad de cada persona
y no se respetan sus derechos. El papa León Xlll definía como obligación
esencial del Estado tutelar el campo intangible de los derechos de la persona
humana, urgiendo al mismo tiempo, el cumplimiento de sus deberes. Pablo VI en
su discurso en la ONU, explícita, con mayor vigor, el fundamento de los derechos
humanos: ellos se basan no sólo en la dignidad del hombre, sino en su
sacralidad, porque se trata de la vida del hombre, y la vida del hombre es
sagrada; ninguno puede atreverse a ofenderla. En resumen, todos los
pronunciamientos de la Doctrina Social de la Iglesia sobre los derechos humanos
tanto universales, derecho a la vida, a una existencia digna, derecho de los
trabajadores, de la mujer, de los minusválidos etc., se sintetizan en el
binomio justicia y libertad: atender a las exigencias de la justicia en el
respeto a la libertad; garantizar el uso responsable de la libertad como el
medio más eficaz de promover la justicia. Y es deber y obligación del Estado
proteger estos derechos si quiere el desarrollo del país.
Una
cultura de los derechos humanos supone una cultura de responsabilidad y
solidaridad, porque todos deben ser conscientes de que el respeto y la
promoción de los derechos básicos debe ser parte esencial de la propia vida y
de todas las acciones que se entrelazan en el gran tejido social.
4.
POLÍTICA
Vosotros
sois los apóstoles del desarrollo auténtico y verdadero, que no consiste en la
riqueza egoísta y deseada por si misma, sino en la economía al servicio del
hombre, en el pan de cada día distribuido a todos, como fuente de fraternidad y
signo de la providencia.
La
política procede del hombre, se ejerce mediante el hombre y es para el hombre
(Juan Pablo II, Discurso en la ONU, 2-10-1979 ).
a)
Definición.
Del
griego polis: ciudad Estado. El término se usa en un sentido preciso y en un
sentido amplio. En el sentido amplio, el término connota la idea de un conjunto
articulado de medidos tendientes a la realización de un determinado objetivo.
En el sentido preciso, es la ciencia y el arte de gobernar la
"polis", la ciudad-Estado: ciencia de los fenómenos referentes al
Estado; arte de organizar bien la vida de los pueblos que viven en una nación.
b)
Naturaleza.
La
naturaleza de la Política es el hombre mismo; ya que, al vivir en sociedad y
formar un Estado, necesita de gobernantes que dirijan a la sociedad hacia su
bien común. En Grecia, la política se basaba en el Honor, en Roma, en el
Ordenamiento Jurídico; En la Edad Media, en el territorio y en la actualidad;
en la Nación. Pero la verdadera política se debe de ejercer hacia uno de los elementos
del Estado: el Bien Común antes que el Bien Particular.
c)
Sentido humano de la política.
La
mejor manera de llegar a una política auténticamente humana es fomentar el
sentido interior de la justicia, de la benevolencia y del servicio al bien común
y robustecer las convicciones fundamentales en lo que toca a la naturaleza
verdadera de la comunidad política y al fin, recto ejercicio y límites de los
poderes públicos. Las formas de comunidad política deben tender siempre a
formar un tipo de hombre culto, pacífico y benévolo respecto de los demás para
provecho de toda la familia humana. Hay que prestar gran atención a la
educación cívica y política, que hoy día es particularmente necesaria para el
pueblo, y sobre todo para la juventud, a fin de que todos los ciudadanos puedan
cumplir su misión en la vida de la comunidad política. Los hombres de hoy
desean participar cada vez más activamente en la vida social y sobre todo en la
económica y política.
d)
Misión y Cualidades de los Políticos.
El
Papa Juan Pablo II dice: "Quien está llamado a ocupar cargos públicos y
responsabilidades en las sociedades democráticas no debe olvidar nunca que no
representa un poder impersonal centralizado, sino a la gente, el conjunto vivo
de mujeres y hombres, de niños y ancianos, de sanos y enfermos, de ricos y
pobres, en que se articula el cuerpo social. De ahí que cuantos desempeñan
funciones en la administración pública, en todos los niveles, no deben
transigir jamás cuando se trata de valores". Quienes son, o pueden llegar
a ser, capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan noble que es la política,
Luchen con integridad moral y con prudencia contra la injusticia y la opresión,
contra la intolerancia y el absolutismo de un solo hombre o de un solo partido
político; conságrense con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad y
fortaleza política, al servicio de todos.
PERSONALIDAD DEL ESTADO
1.
PRINCIPIO DE PERSONALIDAD
El
Estado no abarca dentro de sí mismo y no reúne mecánicamente, en un determinado
territorio, un conglomerado amorfo de individuos. El Estado es, y debe ser en
realidad, la unidad orgánica y organizadora de un verdadero pueblo.
El
estudio de la persona humana en el Estado concluye con el principio de
personalidad.
Desde
el Punto de Vista filosófico, el principio de personalidad es la relación de
interdependencia de los hombres en la sociedad; Efraín González Morfín dice:
"El principio inicial de la filosofía social es el de personalidad, que
enuncia la relación real de interdependencia de las personas humanas que
constituyen la sociedad.
Desde
el punto de vista jurídico, es el Estado como persona; es decir, como sujeto de
derechos y obligaciones. El Estado, tanto al interior como al exterior, es un
organismo que tiene derechos que debe hacer valer y obligaciones que debe
ejercitar y cumplir. Pero su personalidad está sujeta y limitada por el
Derecho. La Autoridad sólo puede hacer lo que está expresamente permitido por
la ley.
Como
sujeto de derechos, el estado tiene la facultad de exigirle a sus nacionales el
cumplimiento de sus leyes, recaudar impuestos, pedir el servicio de sus
nacionales cuando sea necesario, impartir justicia, de hacerse respetar ante
sus miembros etc. El estado puede exigirle a sus miembros lo que sea necesario
para el desarrollo del país, pero, lo tiene que hacer sólo en por necesidad y
de manera justa, legítima y en provecho de toda la sociedad, no del estado
mismo.
Como
sujeto de obligaciones, el estado tiene el deber de hacer leyes justas, de usar
el erario público en servicio a la sociedad, de respetar a sus miembros, de
hacer valer los derechos de las personas y de buscar, en pocas palabras el bien
común de sus habitantes. El estado sólo debe de intervenir para organizar a la
sociedad, pero esa intervención debe de ser lo mínimo posible; también puede
intervenir cuando exista algún conflicto o interés nacional, no debe meterse en
la vida privada de los particulares más que cuando éste se lo solicite o se
aplique la ley.
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